Diversos estudios en América Latina y Europa han reforzado la necesidad de abordar la salud cardiometabólica como un eje multidisciplinario, donde endocrinología, cardiología y medicina interna deben caminar de la mano. El impacto creciente de la diabetes tipo 2, el síndrome metabólico y las dislipidemias sigue en aumento, y la evidencia reciente ofrece luces sobre nuevas herramientas diagnósticas, factores de riesgo emergentes y estrategias de intervención temprana que podrían redefinir la práctica clínica en los próximos años.
Una investigación reciente realizada en zonas rurales de Ecuador reveló que los niveles de glucosa en ayunas, incluso dentro de rangos considerados “normales altos”, ya están correlacionados con un aumento significativo de riesgo cardiovascular y daño endotelial subclínico. Estos hallazgos han empujado a los investigadores a proponer la redefinición de los umbrales para considerar intervenciones preventivas más tempranas, incluso en pacientes sin diagnóstico de diabetes. Paralelamente, un metaanálisis publicado por la revista médica británica The Lancet Regional Health – Americas ha destacado que la resistencia a la insulina está presente hasta en el 35% de los adultos asintomáticos en América Latina, abriendo debate sobre el subdiagnóstico y el retraso en la intervención clínica.
Un hallazgo que ha generado atención especial proviene de Argentina, donde se están evaluando polimorfismos genéticos asociados a mayor riesgo cardiometabólico en poblaciones jóvenes con bajo nivel de actividad física. Estos marcadores podrían utilizarse como herramienta de estratificación personalizada de riesgo en el futuro. Además, en países como Uruguay y Chile, la tendencia indica que los factores de riesgo metabólicos están desplazando a los conductuales como principales predictores de eventos cardiovasculares mayores.
Los investigadores coinciden en que el abordaje debe cambiar. Ya no se trata solo de tratar hipertensión o controlar el colesterol, sino de atacar el eje metabólico completo de forma anticipada, con especial foco en pacientes con obesidad abdominal, inflamación subclínica y antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular.
La conclusión es clara: el enfoque cardiometabólico debe ser anticipativo, basado en datos, genómica poblacional y protocolos clínicos adaptados a la realidad latinoamericana. Los médicos generales y cardiólogos tienen hoy una oportunidad clave de repensar sus algoritmos de tamizaje y seguimiento, integrando nuevas herramientas diagnósticas y tomando decisiones más tempranas. La era del «esperar a que debute» parece haber terminado.
Puntos relevantes:
- Glucosa en ayunas alta, incluso sin diabetes, puede ser predictor de riesgo cardiovascular.
- Estudio ecuatoriano propone umbrales más bajos para intervención.
- Genética poblacional en jóvenes sedentarios con obesidad visceral abre nuevas líneas de diagnóstico preventivo.
- La resistencia a la insulina afecta a más del 30% de adultos sin síntomas en la región.
- Urge rediseñar protocolos de tamizaje en atención primaria y cardiología.
Referencias: